El caballero de la rosa negra

Coro de elfas
Y en el clima de los sueños,
cuando la recuerdes,
cuando se propague el universo onírico y la luz parpadee,
cuando te acerques al confín del sol y la bondad,

nosotras avivaremos tu memoria,
te haremos experimentar todo aquello de nuevo,
a través de la perenne negación de tu cuerpo.



Solistas
Porque al principio fuiste oscuro en el seno vacuo de la Luz
y te extendiste como una mancha, como una úlcera.

Porque fuiste la escamosa testuz de un áspid,
sintiendo para siempre el calor y la forma.

Porque fuiste la muerte inexplicable en la cuna,
la traición hecha hombre.



Dúo
Y aún más terrible que todo esto fuiste,
pues atravesaste un callejón de visiones
incólume, inmutable.

Cuando aullaron las mujeres desgarrando el silencio,
partiendo la puerta del mundo
para dar paso franco a indecibles monstruos...

Cuando un niño abrió sus entrañas en parábolas de fuego,
en las fronteras
de dos reinos ardientes...


Coro
El mundo se dividió, deseoso de engullirte,
deseoso de entregarlo todo
para extraviarte en la noche.

Todo lo atravesaste incólume, inmutable,
pero ahora los ves engarzados por nuestras palabras,
por tu concepción al salir de la noche,
en la lucidez de la negrura,
y sabes que el odio es la paz del filósofo,
que su castigo es imperecedero,
que te arrastra entre meteoros,
entre la transfixión del invierno,
entre rosas marchitas,
entre las aguas del tiburón,
entre la negra comprensión de los océanos,
entre rocas, entre el magma,
hasta ti mismo, un absceso intangible
que reconoces como la nada.
La nada que volverá una y otra vez,
bajo las mismas reglas.